Una reflexión compartida y expresada en los últimos años por miles de personas de más de 80 países, invita a la ciudadanía a movilizarse para “reclamar derechos y auténtica democracia” y actuar bajo el lema “Unidos por un cambio global”, frente a “los poderes establecidos que actúan en beneficio de unos pocos, desoyendo la voluntad de la gran mayoría, sin importarles los costes humanos o ecológicos”.
El debate y la puesta en práctica de alternativas están vivos y presentes en nuestro mundo globalizado. La apuesta por una sociedad que avance hacia la equidad y la justicia social; la propuesta de ahondar en la democracia y en la participación ciudadana, y el afán por articular una economía al servicio de las personas.
El cambio ha de ser personal, comunitario y sociopolítico. La historia es un proceso abierto y no determinado de antemano. Contra el fatalismo y la resignación, están las vías de la educación, la experimentación, la acción y el compromiso en múltiples ámbitos, donde realidad y utopía vienen a encontrarse. No es fácil el reto. Sin embargo, dice Pedro Casaldáliga: “Es tarde, pero es nuestra hora. Es tarde, pero es madrugada si insistimos un poco”