JON ILLESCAS, Doctor en Sociología, Licenciado en Bellas Artes y profesor,impartió el pasado 9 de febrero, invitado por Foro Gogoa, una conferencia en la que habló sobre el impacto de la cultura del videoclip en la población joven, con el título “McMúsica, pantallas y educación tóxica”.
“Una educación tóxica es un consumo estéril de tiempo y recursos cognitivos en la adolescencia, una falta de concentración y rendimiento en los estudios”.
“Un adolescente de 14 años consume 33 horas de videoclips al año que le animan a consumir drogas ilegales y cero horas de video clips que le adviertan del peligro de la misma”.
“Cuanto más valores las cosas, menos valoras a los seres humanos”.
“En el tramo de 14 a 16 años, los jóvenes dedican 11,36 horas diarias a las pantallas y en secundaria las horas de pantalla superan a las horas de sueño, en una edad donde es tan importante el sueño”.
“El segundo factor de riesgo para el desarrollo de una actitud agresiva es la violencia en las pantallas, muy por encima del abuso parental”.
Jon Illescas compartió pantalla y también interesantes reflexiones sobre música, pantallas y educación tóxica. Lo hizo para explicar por qué lo que la juventud aprende a través de las pantallas es contrario a una educación respetuosa con los derechos humanos. Habló de las razones por las cuales la cultura popular está repleta de toxicidad pedagógica.
Ante la imposibilidad de hacer la habitual entrevista al ponente, recojo lo más importante de su conferencia.
Isidoro Parra.
Una temática tan apasionante y tan importante, como ignorada por una gran parte de la sociedad
En su tesis doctoral, en Sociología, Jon Illescas investigó cómo la música mainstream influía en los jóvenes a la hora de su cosmovisión, cuáles eran los valores que asumían, cuál su educación. Después siguió trabajando en el tema con la realización de múltiples encuestas y muestras de investigación, así como con la publicación de sus dos últimos libros, “La dictadura del videoclip” y “Educación tóxica”.
“Educación tóxica”, un término de gran calado
Considera que una educación tóxica es un consumo estéril de tiempo y recursos cognitivos en la adolescencia, una falta de concentración y rendimiento en los estudios. Es profesor de secundaria y bachillerato, y sabe de lo que habla. Supone que también los padres y madres lo saben: insomnio, sueño insuficiente o de mala calidad, promoción de valores nocivos para el desarrollo del menor como individuo o en sociedad, que fomentan la anomia, narcisismo clasicista y sí, clasismo, hiperindividualismo, cosificación de las personas, etc.
Esas consecuencias citadas son de una gravedad rotunda
Considera que también debemos pensar en consecuencias que tienen que ver con un anti-ecologismo por su culto desaforado al hiperconsumo, una apología constante al consumo de drogas legales e ilegales, una hiper sexualización de las relaciones sociales, prematura de niños y púberes, algo que seguramente mucha gente habremos visto ya y que cada vez va ganando terreno y se produce antes.
Algunos datos y ejemplos
Por una parte, el tema tiene que ver con las horas de pantalla de las que hace uso la juventud. Por poner un ejemplo, en un estudio realizado hace unos años, en el tramo de 14 a 16 años, dedicaban 11,36 horas diarias a las pantallas, en secundaria las horas de pantalla superaban a las horas de sueño, en una edad donde es tan importante el sueño.
Sobre los contenidos en las pantallas
Hay que fijarse en los referentes que siguen en las pantallas, que, al final, son sus modelos educativos. Dice esto porque la gente joven también tiene, evidentemente, a sus profesores y profesoras y hasta les pueden caer bien y admirarlos, pero mucha gente joven, a una edad, se sienten presa y tienden a ver a personas más jóvenes que, generalmente, viven del mundo de la
Cambian los referentes
Según el ponente, ahí está el gran problema. Lo que tenemos que ver es qué tipo de música están consumiendo y qué tipo de videoclips. Para centrar el tema, es importante que sepamos que estas cuatro compañías multinacionales, Universal Music Group, Sony Music, Warner Music Group y You Tube, deciden la música que apoyan que, en general, es la que más rentabilidad les da.
… y los contenidos
Hablando de esos videoclips que ha comentado, que suponen el 95% de los más vistos, ninguno habla de lo colectivo; todos ellos hablan de un individualismo posesivo y consumista, capitalista. Lo sabe quien haya visto algún vídeo de reggaetón, una exaltación del narcisismo, una competitividad permanente, hiper sexualización. Son videoclips que cualquier adolescente puede ver con un clip o con tocar la pantalla.
… influyendo en el desarrollo de la adolescencia
En nuestro cerebro, y en el de toda la gente joven, el lóbulo frontal es el encargado de que tengamos racionalidad, de que tomemos las decisiones conscientes. Cuando a los chicos y a las chicas en edad de explosión hormonal sexual le ponen imágenes con un alto contenido erótico, lo que les pasa es que el lóbulo frontal se desactiva, se hacen unos zombis del contenido que estén viendo. Si los sujetos mostrados les atraen desde algún punto de vista y la industria puede vender el mensaje que quiera porque no tiene ese filtro, están más expuestos que nunca.
Hay una actitud positiva frente al consumo de drogas en estos vídeos. En este punto puede haber alguien que opine que siempre ha habido música que tenía un culto a las drogas o que la droga salía como algo chulo. Pero el problema es que no estamos hablando de grupos minoritarios o de tribus urbanas. No, estamos hablando de la música que llega a las masas. Ese es el cambio cualitativo. Una persona adolescente de 14 años consume 33 horas de videoclips al año que le animan a consumir drogas ilegales y cero horas de video clips que le adviertan del peligro de la misma.
Demasiada violencia y agresividad
Pues aún hay más; en estos vídeos también hay un porcentaje importante que son agresivos. Según los resultados de una investigación que hizo el doctor Craig Anderson, el segundo factor de riesgo para el desarrollo de una actitud agresiva es la violencia en las pantallas, muy por encima del abuso parental. No estamos hablando de ninguna broma. No olvidemos tampoco que el 32% de los vídeos musicales más promocionados tienen un culto explícito al dinero y las estadísticas no dejan de subir.
Son los directores de las multinacionales los que deciden
La iconografía es muy clara, es totalmente propagandística. Jon Illescas cree que este nivel de propaganda es similar al de regímenes totalitarios en sus peores años de propaganda política. Es una cuestión social. Son los directores de las multinacionales los que deciden qué videoclips van a consumir la población mundial. Así de claro lo digo.
Una selva en la que se fomenta el individualismo
Un tal Karl Marx ya nos dijo que “La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas”. Es decir, cuanto más valoras las cosas, menos valoras a los seres humanos. Ese sería un buen principio para ir pensando en nuestras decisiones.
Esta problemática nos deja en una selva en la que se fomenta la potencialidad del individualismo, del narcisismo y la competitividad, la hiper sexualización, la cosificación de las personas, el fomento de adicciones y la drogodependencia, la agresividad y la violencia, el culto al dinero y a la riqueza, insensibilización respecto a la producción artística más profunda y compleja.
Interesa una música más sencilla, más rentable y más barata
Lo que interesa es hacer una música cada vez más sencilla, más rentable y por tanto más barata, donde las personas que hacen música sean menos cualificadas y se les pague menos, donde sean sustituidas por tecnología, incluidas las y los cantantes que cada vez utilizan más el “auto tune”, esa tecnología que hace que la gente que no sepa entonar entone y cada vez tienen esas voces más robotizadas. Bueno, pues como cada vez hacen una música más sencilla desde un punto de vista armónico, cuando a esa juventud se le da obras un poquito más complejas, no es capaz de entenderla, la ve con extrañeza. Todo esto lleva a un fomento de la falta de empatía. Y esto, evidentemente, al control socio político.
Un imperio de pantallas que produce una educación tóxica
Algunas personas de las que lean este artículo conocerán a Kitty Berry, cantante norteamericana de gran audiencia. El Pentágono utilizó su grandísima fama y decidieron darle dinero para hacer un videoclip que fuera propagandístico y que convenciera a mujeres de las ciudades interiores de Estados Unidos, con alta tasa de pobreza y de desempleo, para meterse en el cuerpo de Marines. Al final tenemos un imperio de pantallas que más que esa música dominante produce una educación tóxica, mercancías culturales y reproductoras de hegemonía. Al final, sostiene el sistema; y no sólo lo sostiene, sino que lo acelera y hace que muchas personas, pese a que viven vidas cada vez más sometidas, no se rebelen. Y sobre todo cuando tienes a la juventud más capitalista que sus propios padres, pues no te tienes que preocupar de ninguna rebelión ya que, si la juventud está absolutamente pasota y convencida de que el sistema en el que vive es el más justo y el mejor de los posibles, no hay nada que hacer.
Sobre la lectura versus al uso de pantallas
Illescas citó algún dato sobre el nivel de lectura por parte del profesorado. Según el estudio que se hizo hace unos años, cuatro de cada diez profesores de secundaria leían tres o menos libros al año. En primaria, eran seis de cada diez los que leían menos de tres libros al año. ¿Qué ocurriría si los profesores y las profesoras dedicasen el mismo tiempo a la lectura que el que dedican a las pantallas? Pasaría lo siguiente: que leerían trescientos libros de trescientas páginas al año, de tipo novela, que es el género más leído entre el profesorado.
El papel que les queda a los padres y madres en esta situación
Les queda una difícil e incómoda tarea: vigilar, reconducir. Una de las cuestiones que deberían hacer es no ser permisivas con todo esto. Esto es algo muy serio. La infancia y la adolescencia están en un momento de su vida en que son esponjas y hay que llevar mucho cuidado con lo que onsumen, y evidentemente sabemos que lo tenemos todo en contra. Sin ir más lejos, recientemente la ministra de Igualdad, tal vez porque lo sentía o porque era oportunista decirlo para arrancar votos, dijo que a ella le gustaba Bad Bunny, uno de los que aparecen en esos vídeos tirándoles billetes a las bailarinas en las nalgas, uno de esos que en otra canción decía que era un cabrón y otras cosas. La ministra alardea de que lo escucha.
Los padres y madres y el profesorado tienen que actuar con dureza con esto. No tienen que transigir. El ponente comentó que, por ejemplo, tiene algunas asignaturas como Cultura Audiovisual, etc. en las que intenta concienciar, que puede enseñarles a cómo tienen que analizar las cuestiones, a ser conscientes de esto. Y hay que trabajar con mucha mano izquierda, porque todo el sistema está navegando en favor de estas corrientes negativas. Desde que salió la dictadura del videoclip el tema ha empeorado mucho.
También las autoridades tienen un papel que cumplir
Habría que exigir a las autoridades que promuevan una industria cultural donde se potencien otro tipo de productos que fueran respetuosos con los derechos humanos y, además, que fomenten otro tipo de valores y otro tipo de música que no tiene cabida en la industria musical actual controlada por las grandes multinacionales que la distribuyen.
Todas las personas tenemos también un papel es en este asunto
A corto plazo tenemos que concienciarnos y, en nuestras casas y en nuestros institutos, colegios y comunidades, con los padres y madres. Es decir, que esto no es una tontería, que esto es algo muy serio y que hay que luchar contra esto porque se está produciendo una deshumanización brutal de la juventud y es un problema gravísimo.
La esperanza es que a la gente joven, cuando se le expone a otra música, se da cuenta que esa música, como decían sobre Queen después de ver la película sobre la vida de Fredy Mercuri, es mejor. Más o menos, todo el mundo sabe qué es ser buena gente, qué es ser una persona sincera, que ayuda a los demás. Illescas cree que cuando la juventud se expone a eso, le toca la patata, le toca el corazón. Por el contrario, lo que escuchan en los videoclips le llena de basura; pero cuando le llega música positiva, con el corazón, con el alma, le toca. Por eso cree que la esperanza es que tenemos razón y que trabajamos en el buen lado, que es así. Hay que unirse, hay que unirse del modo más transversal posible, que seamos los más posibles, porque si no todo esto quedará en nada.
Enlace al vídeo de la conferencia: https://youtu.be/0Sit4fp3q-o