¿Qué tipo de educación necesitamos?, ¿cómo relacionarla con el imprescindible cambio ecosocial?, ¿qué podemos hacer en las familias, en las escuelas, y en las asociaciones ciudadanas para lograrlo? “Toda educación entraña una imagen del mundo y reclama un programa de vida”, escribió Octavio Paz. Y “cuanto más intensa sea la socialización en una determinada visión del mundo, más impetuosa será la acción” según aseguran Donatella Della Porta y Mario Diani, teóricos y activistas de los movimientos sociales.
No es posible cambiar la sociedad sin la formación de personas que tengan objetivos vitales alternativos a los que propone la cultura capitalista. Hay que ayudar a las niñas y niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas a establecer una relación entre el yo interior y el activismo social que, desde la infancia, se ha de desarrollar a través de asociaciones y movimientos. Es preciso abordar la educación de la interioridad y la espiritualidad personal y ponerla en relación con los estilos de vida y compromisos cívicos. Es también necesario educar la moral personal y el gusto estético mediante la práctica de las bellas artes. No podemos tener una sociedad ecológica sin un yo ecológico capaz de vivir una cultura de la autocontención.