Uno de los más fascinantes estudiosos actuales de las relaciones internacionales, James Rosenau, utiliza el término “turbulencia” para caracterizar los procesos de cambio que atraviesa la sociedad internacional contemporánea.
El desplome de la Unión Soviética y la desaparición del conflicto bipolar han dado paso a un proceso, aun no resuelto, la reorganización del poder y la hegemonía política, económica y militar a escala mundial. La globalización ha supuesto transformaciones más profundas y de más amplia data: hay una creciente interdependencia económica y tecnológica en un proceso en que paradójicamente las economías están cada vez más integradas pero se incrementa la desigualdad social. Asistimos a una proliferación de actores internacionales y a una redefinición de la autoridad, la soberanía y las identidades que afectan a los tradicionales centros de poder.
El sentido histórico de estos cambios y sus posibles desenlaces es aún incierto; dependerá , en buena medida de la confrontación de ideas, actores y fuerzas sociales, y de su capacidad para orientar el proceso.
A lo largo de la última década está surgiendo una concepción del orden mundial “postinternacional” que reconoce hechos como el declive de los Estados como actores del sistema, la paulatina mundialización de la sociedad internacional y la centralidad que está adquiriendo la dimensión humana de dicha sociedad; el ser humano como sujeto de derechos y deberes –esto es, como ciudadano- tanto en el plano nacional como en el internacional.
La charla hará un repaso de este escenario, se detendrá en el significado y consecuencias del once de septiembre en EEUU y la posterior guerra en Afganistán, planteará los debates y perspectivas sobre el futuro orden mundial y la ayuda al desarrollo y se referirá a las propuestas de una ciudadanía global.