Hablar de iglesia es hablar de un cuerpo con muchos miembros y todos diversos pero todos necesarios. Esa es la realidad y esa es la riqueza.  Nos lo recuerda muy bien San Pablo en su teología del Cuerpo. Pero no siempre ni en la iglesia ni en la sociedad admitimos las diferencias y no ejercemos la acogida cordial e incondicional que cabría esperarse de la iglesia.
Cómo podemos avanzar en este camino siendo más solidarios y misericordiosos con todas las personas, poniendo el acento fuerte en que todos somos personas, eso es lo importante y lo demás son circunstancias.

El Sínodo de la Sinodalidad que acaba de celebrar su primera Asamblea el pasado mes de octubre, nos presenta no pocos desafíos para nuestra vida cristiana, en la dimensión eclesial, sobre todo. La participación, comunión y misión a que nos invita, es una ocasión para sentirnos parte activa,  -con la dignidad que nos confiere el bautismo-,  y dar nuestra aportación,  con lucidez crítica,  con la libertad de ser y sentirnos hijos e hijas de Dios, para que la iglesia sea espacio seguro,  entorno de acogida, que nos haga crecer en la fe y en la entrega solidaria,  para vivir el compromiso cristiano cada vez con mayor coherencia y creando una iglesia como Dios la sueña.

Estos puntos y otros, referidos a la reciente asamblea sinodal del pasado mes de octubre, los abordaremos en la charla del Foro Gogoa.

Post-Conferencia

Como en otras ocasiones un pequeño grupo de personas nos hemos reunido tras la conferencia para compartir las impresiones recibidas y preguntarnos cómo podemos contribuir a esa acogida eclesial de la diversidad sexual. Compartimos un documento resumen, píldoras de la conferencia. Después del coloquio recogemos en un documento las aportaciones más significativas, resumen de la post-conferencia.