El denominado Estado de Bienestar es una conquista lograda tras muchos años de lucha por los trabajadores y las clases populares, especialmente tras el final de la II Guerra Mundial, en el ámbito de las economías capitalistas, y principalmente en Europa Occidental. En las circunstancias económicas, sociales y políticas de aquella época se logró que se estableciesen ciertos derechos de los trabajadores primero, sobre todo en los periodos en que éstos no podían trabajar en el subsidio de paro, baja por enfermedad, pensiones de vejez y de carácter universal después en educación, salud que garantizaban unas prestaciones públicas máximas para las necesidades básicas de la población. Se reconoce que la sociedad representada en el estado tenga una responsabilidad para que estos derechos básicos no faltaran a ninguna persona. El Estado del Bienestar, a pesar de presentar también deficiencias importantes, ha supuesto una mejora importante en el nivel de vida de las capas populares.

Desde la crisis de los sesenta-setenta del siglo pasado, este Estado de Bienestar ha sido puesto en cuestión por el mundo de los negocios y las instituciones políticas. Bajo diversos argumentos, plantean que el Estado del Bienestar es económicamente insostenible y hay que reformarlo. Y proponen como vía de solución el reducir los derechos del Estado del Bienestar y que se recurra a la provisión privada de los servicios. Se van convirtiendo los derechos de ciudadanía de la población, en mercancías de las que hay que proveerse en el mercado. Aunque atacan a todos los servicios, ponen un énfasis especial en el tema de las pensiones públicas de vejez, dicen que a causa del aumento del numero de personas mayores.

En esta sesión revisaremos la argumentación para lo que han denominado la crisis del Estado del Bienestar y evaluaremos su validez, mostrando la falsedad de sus argumentos. Además, trataremos de desvelar las verdaderas razones y los agentes que están en el fondo de toda esta polí¬tica y de precisar quienes son los beneficiados y perjudicados por las mismas. Podemos anticipar que se muestra que las clases populares y la ciudadaní¬a en general son los grandes perjudicadas de esta dinámica, mientras que la misma supone enormes negocios para los capitales privados. Por lo que es necesario
oponerse colectivamente a esta dinámica.