CATALINA PERAZZO Directora de Incidencia Social y Política de Save the Children
Trini Díaz
En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, Save the Children ha presentado ‘Silenciadas’, una investigación sobre agresiones sexuales en la adolescencia que revela que en 8 de cada 10 casos la víctima es una niña o una adolescente.
En el año 2020 Save de Children puso el foco en la desinformación sexual sobre el consumo de pornografía por adolescentes con un informe en el que alertaba de los peligros de la exposición temprana a contenido pornográfico por su significativo impacto en la percepción y comprensión de las relaciones entre hombres y mujeres.
Catalina Perazzo Aragoneses, directora de Incidencia Social y Política de Save the Children, arrojó luz en el Foro Gogoa sobre un problema que ahora preocupa y ocupa a las administraciones y que perpetúa estereotipos de género, refuerza desigualdades y distorsiona las nociones de consentimiento y placer sexual.
¿Por qué Save the Children decide, en el año 2020, elaborar un informe sobre pornografía en la población adolescente?
Para proteger a la infancia y adolescencia frente a la violencia y garantizar su bienestar, necesitamos comprender su realidad: qué les ocurre, qué necesitan y qué quieren. Por ello, elaboramos este informe, el primero de la organización en abordar problemáticas propias de la adolescencia, con un enfoque transversal de género y desde la diversidad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el acceso a la información es un factor muy importante para prevenir prácticas de riesgo.
¿El entorno digital es un espejo del físico?
El descubrimiento de las relaciones sexuales se mueve entre el escenario físico y el virtual. Si la sociedad en la que se desarrolla está marcada por la desigualdad de género, internet también responderá a los estereotipos y roles de género, a la homofobia, a la transfobia, etc.
¿Cuáles son las principales tendencias en el consumo de pornografía de la población adolescente?
Un dato relevante es que el 62,5% de las 1.680 personas entrevistadas de entre 13 y 17 años en centros educativos a lo largo del territorio nacional han visto pornografía alguna vez en su vida. Por orientación sexual, los chicos homosexuales más que las chicas lesbianas, pero similar a chicos heterosexuales, y las chicas lesbianas más que las heterosexuales.
¿A qué edad acceden?
El 53,8% antes de los 13 años y un 8,7 % antes de los 10 años. La edad media es de 12 años de manera global (antes de los 12 años para los chicos y los 12 años y medio para las chicas). Resulta interesante señalar que quienes han consumido pornografía alguna vez, accedieron antes a internet para informarse sobre sexualidad. Esto ya nos debería alertar sobre las necesidades de información que tienen. Lo hacen en webs gratuitas desde su móvil y en la intimidad.
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A veces, el porno no se busca pero te encuentra en la red.
Los accesos accidentales suponen el 17,4% y se dan en un porcentaje siete veces mayor entre las chicas. Esta exposición involuntaria es un tipo de violencia online que ocurre cuando, al navegar por internet y realizar búsquedas o descargar archivos, en principio completamente inocentes, se encuentran con material sexual. Por el contrario, el acceso por búsqueda activa (28,5%) es el más señalado por chicos y adolescentes de género no binario, lo que podría deberse a que entre ellos existe mayor aprobación y vínculo con este tipo de pornografía para compartir su consumo.
Preocupan especialmente las razones que dan las chicas para el consumo de pornografía.
En los grupos de discusión hemos comprobado que los chicos consumen una pornografía que está diseñada para ellos ,a través de la que satisfacen “necesidades instintivas”, mientras que las chicas se adentran en la pornografía como método para “aprender” qué se espera de ellas (gestos, posturas, etc.). Las chicas homosexuales lo que buscan es conocer un poco más sobre su orientación sexual y las prácticas que no son hetero normativas.
¿Son conscientes de los riesgos?
Algunos chicos expresaban su preocupación por “no poder quitarse el porno de la cabeza”, sin embargo no consideraban que su consumo de pornografía fuera problemático. El 70,3% cree que es responsable y que lo dejarían cuando tuvieran pareja estable. Esta percepción está condicionada por la masculinidad hegemónica. Existe también, principalmente entre chicos heterosexuales, un consumo compulsivo entre quienes recurren al porno porque tienen dificultades para ser considerados deseados y para relacionarse con las chicas, pero no es motivo de preocupación sino de burla.
¿Saben reconocer la violencia de género?
Entre los equipos profesionales de la educación social y la investigación está extendida la preocupación por la falta de capacidad de la adolescencia para ser crítica con la pornografía y para comprender que lo que ve es ficción. Esta cuestión se relaciona directamente con la necesidad de que las personas adolescentes tengan herramientas para interpretar los contenidos. Las y los profesionales destacan que cuando la población adolescente accede a la pornografía todavía no se ha terminado su proceso madurativo, no se ha recibido educación afectivo-sexual y se parte de un contexto de desigualdad de género. En las encuestas realizadas, un porcentaje alto de adolescentes se manifestaba capaz de reconocer la ficción, la desigualdad, la violencia y las prácticas de riesgo en la pornografía.
¿Está perpetuando roles y estereotipos de género?
Estamos viendo cómo patrones y conductas machistas, que creíamos erradicados, se perpetúan y se aceptan entre las personas más jóvenes. Los mitos del amor romántico evitan que los chicos y chicas puedan identificar situaciones violentas o perjudiciales. Necesitamos acompañar a la adolescencia en este periodo crítico, para garantizarles, en la medida de lo posible, una transición sana y feliz hacia la vida adulta.
¿De qué manera está influyendo en sus relaciones sexuales?
El 52,1% de quienes ven pornografía frecuentemente confirma que esto ha influido mucho o bastante en sus relaciones sexuales y al 54,9% le gustaría poner en práctica lo que han visto. Existe una preocupación generalizada por la decepción de la adolescencia en sus experiencias sexuales al comparar estas con la pornografía. Sin embargo, los resultados de la encuesta no muestran una relación significativa entre el consumo de pornografía por adolescentes y la satisfacción sobre sus experiencias sexuales. En cambio, este consumo sí influye en sus expectativas sobre la frecuencia.
¿Explica el aumento de la violencia en las relaciones de pareja entre adolescentes?
Casi la mitad de los y las adolescentes encuestadas ha imitado alguna vez lo que han visto en la pornografía, pero lo que preocupa es que no siempre lo han hecho de mutuo acuerdo, y en ocasiones se han visto en una relación sexual en la que la otra persona ha llevado a cabo una práctica de la pornografía sin consultárselo.
Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, lanzáis un informe nuevo sobre agresiones sexuales en la adolescencia, ¿cuáles son las principales conclusiones de ese análisis?
En los últimos años vemos cómo hay un aumento de casos de agresiones sexuales. Sin embargo, también es cierto que se está visibilizando mucho más este tipo de violencia, por lo que es posible que estén saliendo a la luz casos que antes permanecían ocultos. Lo que sí podemos afirmar es que en el 44,5% de los casos, las víctimas son menores de 18 años, y que en 8 de cada 10 la víctima es una niña o una adolescente.
¿Las agresiones sexuales en grupo están aumentando?
Este es otro de los aspectos que más nos preocupa, ya que son un delito cada vez más visible en nuestra sociedad, dada la gravedad de la violencia y la mayor difusión mediática. Según el Ministerio del Interior, el número de agresiones sexuales cometidas por más de una persona ha aumentado en un 10% en los últimos años. Sin embargo, todavía están lejos de las cifras de agresiones sexuales individuales. De hecho, sólo representan el 5% del total de los delitos de violencia sexual.
¿Existe una relación directa con el consumo de pornografía?
La Fiscalía recoge en su memoria que uno de los factores que explican el aumento de las agresiones sexuales por parte de adolescentes es precisamente el consumo de pornografía. Nos dicen los y las profesionales que cuando ven los móviles de adolescentes que han cometido agresiones sexuales, encuentran contenidos pornográficos violentos. Por lo tanto, sí que hay cierta relación y eso es lo que preocupa. Pero claro, todavía no existen estudios que lo avalen con datos.
¿Cuáles son los peligros de la pornografía?
Que chicos y chicas conformen su deseo en torno a lo que ven, a pesar de que sea violento o desigual; que crezcan pensando que su consentimiento, sus deseos y preferencias, o los del resto, no tienen por qué ser tenidos en consideración; y que piensen que eso está bien y que es lo normal.
¿Qué otras prácticas de riesgo se relacionan con la pornografía?
Identificamos como prácticas de riesgo aquellas que tienen consecuencias sobre la salud física de la población adolescente y las que afectan a su salud psicosocial. En las encuestas, el 46,1% no utiliza siempre métodos de protección y el 13,7% no lo hace nunca o casi nunca. Es destacable que el 20,2% de quienes han visto pornografía ha compartido fotos o vídeos íntimos al menos una vez. Otro dato que preocupa es que la pornografía ha llevado al 17% de los y las adolescentes a entrar en contacto con personas desconocidas.
¿Qué déficits revelan los datos sobre la educación afectivo-sexual de la población adolescente?
Que más de la mitad recibe sólo entre una y cuatro horas de formación afectivo-sexual y que en el 30% la pornografía es su única fuente de información. Es decir, estamos hablando que, de facto, la pornografía está siendo la profesora de sexualidad de la población adolescente. Por suerte, casi el 50% nos decía que les gustaría saber más.
¿La solución es prohibir?
Prohibir el uso de móviles o el acceso a internet no es suficiente. Es una medida limitada en el tiempo. Por el contrario, la educación nos acompaña durante toda la vida. Desde Save the Children pedimos a los poderes públicos educación afectivo-sexual y en ciudadanía digital, políticas de prevención y protocolos de actuación frente a las situaciones de riesgo y de violencia, y colaboración entre la Administración y las plataformas de internet para implementar mecanismos de regulación del acceso a contenido pornográfico.
¿Qué recomendaciones da Save the Children a la propia población adolescente?
Que pregunten y se informen sobre el uso seguro y responsable de las tecnologías, la realidad que hay detrás de la pornografía y los riesgos que entrañan algunas conductas como compartir fotos íntimas, contactar con personas desconocidas, etc. Deben entender la importancia del consentimiento en las relaciones y trabajar en la propia percepción sobre la diversidad, la igualdad de género, el respeto mutuo, etc. Es importante que puedan compartir dudas y curiosidades sobre sexualidad con una persona adulta de confianza y que puedan contarle las preocupaciones o situaciones extrañas o incómodas, o si se están viviendo experiencias que generan desagrado y/o malestar.
¿Qué pueden hacer las familias? A veces, sienten impotencia.
Hay muchos aspectos sobre los que pueden intervenir como educar en igualdad y respeto a la diversidad; adentrarse de lleno en los intereses, preocupaciones, ámbitos y formas en las que se relacionan sus hijos e hijas adolescentes; vivir con naturalidad el interés por la sexualidad y las relaciones afectivas que las personas menores de edad manifiestan en cada etapa; abordar las tecnologías, internet y las redes sociales con una perspectiva positiva, para garantizar su uso seguro y responsable; generar espacios para el diálogo donde se encuentren cómodos; y mostrarles la realidad y mitos de la pornografía, poniendo a su disposición alternativas para aprender sobre sexualidad.
En otras ocasiones, llegan tarde.
Hay mucha gente que se echa las manos a la cabeza cuando dices que los y las más pequeñitas tienen que tener educación afectivo sexual. Es como el álgebra, a los tres años les enseñas los números y ya llegarán las ecuaciones de segundo grado. Hay que fomentar la autoestima y el control sobre el propio cuerpo desde edades tempranas. Las familias tienen que educar en el derecho de no hacer nada que no apetezca, en saber decir que no y denunciar los comportamientos no deseados a una persona adulta de confianza. No olvidemos que educamos siempre, incluso cuando no hacemos nada.
En el ámbito educativo y académico ¿cuales son las principales recomendaciones?
Trabajar en el empoderamiento de la adolescencia y en la formación para el profesorado y las familias. En las universidades hace falta investigar más porque no podemos hacer políticas eficientes, eficaces, sin datos y sin conocer la realidad. Tenemos, además, que evaluar si realmente están respondiendo a la realidad que pretenden atajar.
¿Qué papel juegan en todo esto los profesionales de la salud?
En la intervención con población infantil y adolescente se deben tener en cuenta las nuevas tendencias en las formas y canales de socialización y no dejar de lado el desarrollo de la sexualidad que, como ya se ha comprobado, se inicia desde la primera infancia. Así, es necesario considerar la afectividad y el desarrollo de la sexualidad libre de injerencias y de violencia como base de la prevención.
¿Qué responsabilidad tenemos como ciudadanos y ciudadanas?
La ciudadanía es responsable y debe formar parte del cambio social que persigue una sociedad sin violencia, desigualdad o cualquier tipo de discriminación, y que tiene como fin convivir en libertad. Así, todas las personas –adultas, menores, docentes, sanitarias, etc– debemos cuestionarnos aquellos esquemas que conducen a estereotipos, roles y cualquier prejuicio. También es responsabilidad de cada persona aprender para tener una actitud crítica ante los contenidos o información que vemos u oímos, pero para ello se necesita el apoyo de las familias, la comunidad y de las instituciones.
Es responsable de incidencia política ¿cómo se defienden los derechos de la infancia frente a los poderes públicos?
En Save the Childrem hacemos muchas investigaciones para conocer la realidad en torno a cómo se están cumpliendo los derechos de la infancia y la adolescencia y tener evidencias para hacer propuestas de política pública, porque creemos que lo que realmente cambia la vida de los niños y las niñas son las políticas públicas, que pueden generar cambios sostenibles y duraderos. Pero también es importante la incidencia social porque, a veces, las políticas públicas no consiguen cambiar las cosas por sí mismas.
¿España cuenta con herramientas legislativas suficientes para la protección de los derechos de la infancia y la adolescencia?
La aprobación de la Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia (LOPIVI) ha sido un hito y ha colocado a España en la vanguardia de la protección de la infancia frente a la violencia, porque es la primera ley en todo el mundo que prevé medidas de prevención y protección en todas las esferas de la vida del niño y de la niña y frente a todas las formas de violencia. Pero claro, no solo con esto hemos conseguido que se erradique la violencia contra la infancia. Hace falta, además, un cambio social y por eso tenemos que dirigirnos a determinados sectores de la sociedad y seguir diseñando campañas de sensibilización entre la población.
¿Cómo seguir avanzando?
Durante mucho tiempo hemos pedido que se aprobase esta ley. Ahora necesitamos una hoja de ruta para su implementación y que venga acompañada de fondos suficientes para su desarrollo. Por ejemplo, la ley prevé la figura del coordinador de Bienestar en los colegios para prevenir y detectar violencia y, hasta donde sabemos, todavía no se ha terminado de implementar en todas las comunidades autónomas. La ley también contempla un registro unificado de violencia contra la infancia que permitirá conocer las magnitudes y adaptar las políticas. Confiamos en que se ponga en marcha pronto.
Con los datos y tendencias que existen, ¿podemos ser optimistas?
Soy optimista por naturaleza porque de lo contrario no podría dedicarme a esto. En los últimos meses, la pornografía ha logrado colarse en la agenda pública y hay consenso político sobre la necesidad de abordar el problema .Save the Children forma parte del Comité de personas expertas para la generación de entornos digitales seguros para la infancia y la adolescencia, que ha creado el Ministerio de Juventud e Infancia. En este ámbito y en otros vamos a trabajar para que el entorno digital sea un espacio más donde se cumplan los derechos de la infancia y la adolescencia. Estamos en un momento social favorable para impulsarlo.