Vivimos en sociedades cada vez más sometidas a la lógica de un capitalismo salvaje que, con estrategias de dominación claramente fascistizantes, pretende colonizar todas las esferas de nuestra vida real, individual y colectiva, hasta conducirnos al estado de “servidumbre voluntaria”. El pensamiento neoliberal que legitima dicho capitalismo y que, en nombre del “realismo político”, profundiza en su lógica, desprecia todo lo que no se ajuste a ella.
Así toda fórmula que se presente con carácter alternativo y proclame que “otro mundo es posible” es descalificada como “utópica” o “populista”. Es obvio que esta forma de proceder, propia de la “razón cínica”, encubre una manipulación de los conceptos políticos básicos y una mentira que es imprescindible desvelar y denunciar. Para quienes creemos que todavía es posible construir sociedades humanas guiadas por el ideal de vivir juntos en condiciones de libertad, igualdad y solidaridad, es una obligación pensar cómo podemos hacerlo razonable y plausible.