La crisis en que estamos envueltos es un sumatorio de crisis diversas y entrelazadas: alimentaria, mediática, inmobiliaria, financiera, ambiental, de la democracia, y también de los valores.
Desencadenada como crisis financiera provocada por la especulación, rápidamente hace aflorar los numerosos elementos de riesgo y males sociales sobre los que se sustentaba nuestro modelo de desarrollo.
Todas las equivocas políticas expansivas o recesivas que se han llevado a cabo, lejos de resultar eficaces, están haciéndola más profunda y, sobretodo, desencadenando unas durísimas consecuencias sociales que pagan más las personas peor posicionadas, mientras que las desigualdades se incrementan. Tampoco la respuesta social está siendo la adecuada a la magnitud y las características
de la actual situación.
La crisis nos lanza mensajes y exigencias claras que cuestionan en su totalidad el sistema y el modelo de desarrollo en el que todas estamos inmersas, poniéndonos frente a nuestras propias responsabilidades personales y sociales.
Las propuestas que a medio y corto plazo propondremos pretenden abordar nuestros desajustes profundos, tratando de convertir así la crisis en una oportunidad de rectificación, y de mejora.”