El neoliberalismo impera, el mundo se desordena por iniciativa de Trump, el Brexit rompe a Europa, hay activos en el planeta 25 conflictos armados, crece el drama de emigrantes y refugiados, y estamos a la puerta de una nueva crisis económica, financiera, social y ambiental. Mientras, nuestro País, parte de la Unión Europea, parece ingobernable, por la incapacidad del presidente del gobierno en funciones y de los líderes de los más grandes grupos parlamentarios para llegar a acuerdos que resuelvan sus graves problemas.
Vamos a unas elecciones generales -las cuartas en un período de cuatro años- con un electorado cansado, irritado y desilusionado que se pregunta para qué sirve su voto y al que no se han explicado con claridad las razones reales del fracaso de la última legislatura. Las grandes brechas de desigualdad y la necesidad de acordar un marco de convivencia que, siendo solidario, acoja la diversidad, preocupan a toda la ciudadanía. A los sectores de izquierda les inquieta la falta de un proyecto innovador para este país de países que atienda a su realidad compleja, aborde los problemas con soluciones políticas y no utilice como salida a los tribunales de justicia, ni la restricción de libertades como recurso. La cuestión es cómo salir de este pantano.