La incapacidad de la Iglesia (institución) para hacer una oferta de experiencia religiosa adecuada a las exigencias de los cristianos de hoy, nos exige hacer un esfuerzo por abrir nuevas vías de espiritualidad. Los avances de todas las ciencias en las últimas décadas nos tienen que obligar a cambiar. No podemos conformarnos con seguir repitiendo “kyrie eleison”.

El ser humano sigue siendo sustancialmente el mismo, pero el paradigma que nos permite interpretar la realidad ha cambiado muchas veces durante los últimos dos mil años. Es inútil que nos empeñemos en mantener las formulaciones tanto doctrinales como éticas, idéntica formulación puede decir cosas completamente diferentes acogidas desde una u otra manera de ver el mundo.

El Dios heterónomo, que está por ahí fuera en alguna parte es una creación de nuestra mente. Hoy debemos buscar otra manera de referirnos a lo divino que está incrustado en toda realidad y no se puede separar de ella. En el ser humano, todo lo verdaderamente humano es divino. Y todo lo divino se tiene que manifestar en lo humano.