Aportar una reflexión crítica sobre sobre cuestionamientos y desafíos que retan actualmente a la vida cristiana. Donde hoy el cristianismo se juega su contemporaneidad y fidelidad no es en la secularización social ni la laicización cultural, ni la moralización sexual, ni siquiera la asunción de un discurso público sobre Dios, sino en la recreación y la ampliación de un nosotros humano y ecológico, que pasa por la construcción del cuidado y la sostenibilidad de la vida más vulnerada. Para ello es necesario una pluralidad de miradas y de sinergias en las que el cristianismo ha de enfatizar siempre lo que acontece en los márgenes y periferias, desde la urgencia de una praxis liberadora que levante puentes donde hay muros o sendas cortadas. Se plantearán siete caminos cortados que exigen la urgencia de puentes levadizos:
-De la brecha del mundo como enemigo de Dios, al puente de la acogida y el anuncio del Dios del mundo.
-De la brecha de la autoreferencialidad y el individualismo posesivo, a la interdependencia y la comunidad como el entramado que sostiene la vida
-De la brecha de la complicidad con el status quo y la injusticia al puente de la recuperación de la memoria peligrosa de Jesús y la práctica del amor político
-De la brecha de la cultura de la satisfacción y el consumo luego existo, al puente de las necesidades de sentido y el asombro ante la hondura de la humano y del cosmos.
-De la brecha de la resignación y el relativismo, a la centralidad de la vida y la esperanza por encima de conceptos y abstracciones.
-De la brecha de la devaluación de las mujeres y la discriminación sexual al puente de la comunidad de iguales y la tolerancia cero con la violencia y los abusos.
-De la brecha de la sociedad del descuido a la cuidadanía o la revolución de los cuidados.
