El pontificado del papa Francisco está suponiendo una renovación profunda en la vi-da de la Iglesia católica. Esa renovación se pone de manifiesto en la forma de entender y de realizar el ministerio petrino, más atento a las exigencias del Evangelio que a las tradiciones de poder. El aliento renovador también se echa de ver en la priorización de las sensibilidades eclesiales tanto hacia dentro de la Iglesia (colegialidad, puesto y función de la mujer, etc.) como en relación con el mundo (“descartados” de la sociedad, ecología, etc.).
Dentro de ese contexto renovador cabe preguntarse: ¿alcanza la renovación a los planteamientos de la moral: tanto a la moral vivida de los fieles católicos, como a la moral formulada de los teólogos moralistas?
Apostando por una respuesta positiva al interrogante precedente, trataremos ver en los gestos y, sobre todo, en los textos del papa Francisco los cambios que han sido explicitados o insinuados en el área de la moral católica: en la moral fundamental, en la moral social, en la moral sexual, en la moral conyugal. Quizás podamos decir que nos encontramos en el momento de una variación importante en el modo de entender, de expresar y de vivir los compromisos morales del creer cristiano.